En el campo de batalla, algunos caballos, tomaban agua y otros corrían por las desiertas verdes praderas, mientras algunos soldados dormían; otros jugaban a las cartas y otros simplemente conversaban. Amigos y enemigos, lo mismo daba. El mago estaba sentado sobre la piedra leyendo sus líneas por décima vez, la edad y la memoria siempre le jugaban una mala pasada. Nadie sabía que estaba ocurriendo. Simplemente, esa luz amarilla, que aparecía de repente iniciaba la acción. Todo era alegria. Luego, la oscuridad y el silencio. Y así como veinte veces. ¡Esto es una falta de respeto! ¡Somos best seller en el mundo! Para mí que se aburrió. ¡Cómo se va aburrir con semejante historia! ¿No leíste el libro? No, lo solo lo interpreto, me lo se de memoria. ¿En serio? ¿Y como vamos a terminar? ¿Vamos? Sos muy optimista. No me digas eso. Lo lamento. Pueden dejar de discutir, estoy repasando las líneas, dijo el mago, ya con rostro preocupado. ¿Todos los días lee lo mismo? Si. ¿Y después que hace? Se lo olvida. ¿Y después? Lo vuelve a leer, como ahora. De pronto, cae del cielo como una lluvia, pero no dé agua, como si fuera una mezcla de niebla y polvo. Algunos personajes desaparecen, otros vienen corriendo desde la lejana montaña blanca. El sol sale y se pone, sale y se pone. Todos gritan, mientras un llanto de bebé resuena en todo el lugar. Parece un terremoto. Nunca había pasado esto. Oscuridad y de pronto, silencio y la misma quietud de antes. ¿Que fue eso? Donde están los demás? ¿Usted quien es? Soy el rey de aquel lejano reino, no se que hago aquí. ¿Y ahora? Miles de personajes como yo y debo ser el único que no hace nada. "No nos toca a nosotros decidir que tiempo vivir, solo nos queda decidir que hacer con el tiempo que se nos ha dado" dijo que mago mirando a todos de reojo. No entiendo, dijo el soldado. Tranquilo, ya volverá a leer, solo hay que esperar, porque aquí no hay tiempo, pero allí afuera si.
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